jueves, 5 de febrero de 2009

El sueño del hombre despierto

La luz se había apagado en la ventana que daba al oscuro callejón donde se acumulaban las basuras de varios días. Las voces a lo lejos caían como agujas sobre mi nuca y la ciudad buscaba una huida en cada línea de autobús que iba a la carretera del norte. Los días de invierno en esta ciudad son como porteros de discoteca que no permiten la entrada al Sol. Días oscuros, fríos y amenazadores.


Mientras mi mano rebuscaba en los bolsillos las llaves del coche, unos brazos se entrelazaron en mi cintura formando una cadena de pequeños dedos en tensión que me oprimían el ombligo: “Escóndeme”, pidió entre susurros una voz de mujer.


La reconocí al instante, volvíamos a encontrarnos, sabía por los periódicos que estaba en busca y captura, en los mentideros del centro se comentaba que jamás volvería, que deberíamos resignarnos a no encontrarla porque oscuros hombres vestidos de gris querían liquidarla. Había sido declarada enemigo público, corruptora de menores y, por supuesto, una peligrosa terrorista dispuesta a atentar contra el asustado contribuyente.


Temblando nos metimos en el coche, nos ovillamos en los asientos y pude verla entre la tenue luz de una amarillenta farola. Estaba tal y como la recordaba, el flequillo le caía sobre sus ojos verdes y su boca tenía la forma de sonrisa de gato de Cheshire.


- ¿Qué haces aquí? – le pregunté.


- Te traigo un mensaje – pronunció muy bajito mientras ladeaba la cabeza dulcemente- el mensaje de la Resistencia que hay que difundir entre quienes apoyen nuestra revolución. Escucha atentamente: Debes saber que esos sicarios que nos quieren hacer creer que la historia ha terminado, que ya no hay nada por lo que luchar, que quieren convencernos que siempre habrá ricos y pobres, esos mismos que ven a los ciudadanos como peligros y no como oportunidades tienen la guerra perdida.


- ¿Pero? ¿Qué guerra?- pregunté sorprendido.


- ¿Cómo que qué guerra? No te enteras de nada… la guerra por la Esperanza.


Y se bajó del coche dejando su aroma a lilas suspendido sobre el reposacabezas. Y vi a la Esperanza alejarse entre las sombras, susurrando a los viandantes canciones al oído y pintando con spray rojo en las paredes que “podrán cortar todas las flores pero nunca, nunca terminarán con la primavera”.


Alejandro Filio - Brazos de sol

5 comentarios:

  1. persigue la flor que dejo el recuerdo.. haz feliz al necesitado... da una sonrisa al olvidado...

    te deseo toda la suerte ... Feliz Viaje

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  2. La Esperanza es una de las armas más potentes, que lucha a tu lado cuanto estás con ella. Y juega en tu contra cuando la pierdes de vista.

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  3. Brazos de Sol, me encanta esta canción amigo.
    Nunca, nunca, perder la esperanza...es lo que nos mueve y nos remueve.
    Un abrazo y suerte en tu camino.

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  4. Bésale los párpados, cántale una nana y dile que aún creemos en ella como creemos estar vivos...Guapa y fuerte Esperanza!
    (muy grande Filio)

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